QUIENES SOMOS

Nuestra iglesia nació el 3 de enero de 2010 en la perspectiva de glorificar al Dios de las Escrituras a través de la adoración, (1 Timoteo 3:14-16) la evangelización de los pecadores (Mateo 28:19-20) y la edificación de los santos. (Efesios 2:20)

Reconocemos a Cristo como la cabeza de la iglesia, (Efesios 1:22) y por lo tanto su palabra, la Biblia, es nuestra autoridad final y nuestra única regla infalible y verdadera de todo conocimiento salvador, fe y obediencia. (2 Timoteo 3:16-17)

Creemos que Jesucristo ha dado dones a su Iglesia, como lo son los pastores y maestros para la edificación del cuerpo de Cristo (Efesios 4:11-12)

VISION IGLESIA LOCAL

Que los miembros del cuerpo de Cristo crezcamos juntos por medio del conocimiento de las sagradas Escritura (Colosenses 3:16) y proclamar a los pecadores el evangelio, para salvación (Mateo 28:19-20)

VISION MISION

Ayudando a otros Pastores, líderes, predicadores de otros países con la enseñanza de la sana doctrina por medio de institutos bíblicos. (2 Timoteo 2:1-2)

Lo Que Creemos y Enseñamos

FUNDAMENTOS DOCTRINALES

Doctrinas Principales de la Biblia

La Doctrina: Introducción

Es nuestro deseo ser totalmente bíblicos en cada aspecto de nuestras vidas. Por lo tanto, nuestros propósitos, métodos y metas tienen que derivarse de la enseñanza sana y bíblica de las Escrituras y no de la cultura secular, la psicología, y el negocio.

 

Deseamos enfocar nuestros esfuerzos en la predicación apasionada de las grandes doctrinas de las Sagradas Escrituras que están siendo descuidadas en la iglesia profesante de hoy; la cruz, la regeneración, la conversión, la fe salvadora, el arrepentimiento, la justificación, la santidad práctica, y la santificación, entre otras.

Estamos plenamente convencidos que no hay una doctrina más descuidada o malentendida en la iglesia profesante hoy en día que la doctrina de la conversión. La fe facilita, el decisionismo, las invitaciones manipulativas, y las “oraciones del pecador”, han reemplazado la sana predicación del evangelio que llama a los pecadores al arrepentimiento hacia Dios y la fe en Jesucristo. El resultado de este falso evangelio es una membresía de iglesia mayormente inconversa.

Nosotros creemos que “Todo el consejo de Dios” (Hechos 20:27) debe ser la única cosa que una a los creyentes, y a un nivel todavía mayor con respecto a las misiones. Dado que las misiones son el medio principal de comunicar el evangelio a las naciones, la doctrina bíblica es indispensable, necesaria, y esencial. Cualquier iglesia o misionero que no se preocupa por la sana doctrina bíblica, o que generaliza o reduce su doctrina para mantener comunión o unidad con otros cristianos profesantes, ha perdido su propósito y posiblemente su alma (Marcos 8:36).

LA BIBLIA.

Creemos que la Biblia es la autoridad final sobre todos los asuntos en esta vida, y, por lo tanto, todo pensamiento, opinión, declaración de fe, y credo humano debe ser probado y examinado a la luz de ella (2 Timoteo 3:16-17); (Mateo 4:4).

Alguien podría preguntar, “¿Por qué una nueva declaración de fe, ya no hay suficientes?” Es cierto que hay muchas otras declaraciones de fe. En algunas hay mucha verdad, pero casi siempre la tradición está mezclada en medio de la verdad. Ha sido nuestro intento aquí escribir una declaración de fe que no haya sido contaminada con la tradición humana, sino una que demuestra las claras palabras de Dios en su libro.

Así que, lo que se leerá en esta declaración no son las opiniones del hombre, ni las de una iglesia específica, sino que son las verdades absolutas de la Palabra de Dios. Las declaraciones no han sido creadas por nosotros, sino que son tomadas de las enseñanzas claras de los versículos citados.

Lo siguiente es un resumen de lo que creemos respecto a aquellas doctrinas, las cuales son las más esenciales e importantes para la fe cristiana.

*Los versículos de referencia solamente incluyen algunos de los muchos dentro de cada doctrina, no es una lista exhaustiva.

 

Es necesario que los textos se lean de una versión de la Biblia que es fiable y traducida literalmente de los idiomas originales. Aunque sea la RV1960 una traducción adecuada, La Biblia de las Américas (LBLA) o La Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH).

 

Las Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento fueron escritas por hombres inspirados divinamente de tal manera que Dios es el Autor original y verdadero.

¡La Escritura es la Palabra de Dios! 2 Pedro 1:21; Hechos 3:21; 2 Timoteo 3:16.

La Palabra de Dios es verdadera y sin error alguno. Juan 17:17; Proverbios 30:5.

Las Escrituras son completas y perfectas tales como el Señor nos las ha dado. No se deben cambiar, alterar, añadirles, ni quitarle de sus contendidos.

Salmos 19:7; Deuteronomio 4:2; Proverbios 30:6; Apocalipsis 22:18-19.

 

Las Escrituras son el estándar y la autoridad suprema por la cual toda opinión humana, enseñanza, doctrina, y declaración de fe deben ser probadas.

1 Juan 5:9; 1 Juan 4:1; 1 Tesalonicenses 5:21; Isaías 8:20; Hechos 17:11.

 

Las Escrituras son la única fuente suficiente por la cual podemos saber cómo podemos ser salvos. 2 Timoteo 3:15.

Las Escrituras son la única fuente suficiente por la cual podemos aprender cómo debemos vivir de la manera que sea agradable al Señor. 2 Timoteo 3:16-17; Salmos 119:11; Isaías 66:2.

Las Escrituras son el único canal por el cual fluye el poder salvador de Dios. La revelación del Evangelio por medio de las Escrituras, sea hablada o escrita, es necesaria para acceder a la salvación. 1 Pedro 1:23; Santiago 1:18; Romanos 1:16; Romanos 10:13-17.

Es al Señor Jesucristo a quien hay que recibir y en el cual hay que creer para obtener la salvación. Las Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento revelan a este Cristo. Juan 5:39; Lucas 24:27; Deuteronomio 18:15; Isaías 9:6; Isaías 53:3-4; Miqueas 5:2.

 

 

  1. LAS ESCRITURAS.
  2. EL ÚNICO DIOS VERDADERO
  • LA TRINIDAD.
  1. DIOS EL PADRE.
  2. DIOS EL HIJO: JESUCRISTO.
  3. DIOS EL ESPÍRITU SANTO.
  • LA DEPRAVACIÓN DEL HOMBRE.
  • LA ELECCIÓN.
  1. EL CAMINO DE LA SALVACIÓN.
  2. LA REGENERACIÓN.
  3. EL ARREPENTIMIENTO Y LA FE.
  • LA JUSTIFICACIÓN.
  • LA SANTIFICACIÓN.
  • LA PERSEVERANCIA DEL CREYENTE.
  1. LA SEGUNDA VENIDA DE JESUCRISTO.
  • EL ESTADO ETERNO DEL HOMBRE: VIDA ETERNA.
  • EL ESTADO ETERNO DEL HOMBRE: CASTIGO ETERNO.
  • LA IGLESIA.
  • EL BAUTISMO.
  1. LA CENA DEL SEÑOR.
  • EL DÍA DEL SEÑOR.

 

 

  1. Las Escrituras

No todas las cosas en las Escrituras se entienden inmediatamente ni son fáciles de comprender por todos, pero aquellas cosas que son necesarias para ser conocidas y creídas para la salvación son comunicadas claramente, para que la persona más sencilla pueda entenderlas y creerlas. 2 Pedro 3:15-16; Salmos 119:130; 2 Timoteo 3:15.

La obediencia a las Escrituras es una de las evidencias principales del cristianismo verdadero. Juan 8:31; Santiago 1:22; Mateo 7:24-27.

Otra evidencia del cristianismo verdadero es el amor hacia las Escrituras y el deleitarse en ellas. Salmos 119:97; Salmos 1:1-2; Salmos 119:72; 1 Pedro 2:2; Salmos 119:140.

 

Las Escrituras revelan el estándar por el cual Dios juzgará a toda la humanidad.

Romanos 2:12; Juan 12:47-48; Santiago 2:12.

 

  1. El Único Dios Verdadero

Hay un solo Dios verdadero y viviente, y solamente uno. 1 Corintios 8:4; Deuteronomio 6:4. (Página 5)

Este Dios verdadero y viviente es digno de ser temido y admirado por todos.

Salmos 33:8.

Este Dios es inexpresablemente glorioso en Su santidad. Éxodo 15:11; Isaías 6:3.

Solo este Dios es el Creador y Sustentador de todas las cosas.

Isaías 40:28; Salmos 102:25-27; Isaías 44:24; Jeremías 32:17; Nehemías 9:6.

Este Dios verdadero y viviente es absolutamente soberano en todos los asuntos del cielo y de la tierra; siendo independiente y supremo en cuanto a todas las cosas, según el consejo de Su voluntad. Daniel 4:35; Salmos 33:11; Salmos 135:6; Isaías 14:24.

Solo Dios sabe todas las cosas antes que ocurran porque todas ellas ocurren en la manera exacta que Él ha ordenado. Isaías 46:9-10; Números 23:19.

Y en todo esto, Dios no es el autor del pecado, ni puede ser atribuida la culpa a Él por las intenciones y acciones malas de Sus criaturas. Santiago 1:13-14; 1 Juan 1:5; Hechos 2:22-23.

Solo Dios es soberano sobre la salvación del hombre. Efesios 1:11; Romanos 9:15-16; Hechos 13:48.

A menudo el hombre se permite el lujo de buscar fallos en los designios de Dios, pero en ninguna manera es sabio ni ventajoso argumentar con Dios o pretender encontrarle algún error a Él. Job 9:4; Job 40:2; Proverbios 21:30; Romanos 9:18-21; Romanos 11:33.

 

III. La Trinidad

El único Dios verdadero y viviente existe como tres personas distintas: el Padre, el Hijo quien es Jesucristo, y el Espíritu Santo. Cada una de estas tres personas se presentan en la Escritura como Dios. Filipenses 4:20; Romanos 9:5; Hechos 5:3-4; Mateo 28:19.

El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo están todos involucrados activamente en la creación. 1 Corintios 8:6; hebreos 1:2; Job 33:4.

El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo están todos involucrados en la salvación de los pecadores. El Padre ha predestinado y escogido a los que serán salvos.

Efesios 1:3-6.

El Padre también envió a Su Hijo al mundo para traernos la vida eterna.

1 Juan 4:9.

El Hijo entonces vino a esta tierra para buscar y salvar a los pecadores,

Lucas 19:10.

Y para dar Su vida por los pecadores. Romanos 5:6.

El Espíritu de Dios da vida a los que están espiritualmente muertos, haciéndoles nacer de nuevo. Juan 3:8; Juan 6:63.

El mismo Espíritu también produce santidad y justicia en el pueblo de Dios al transformarlo, por grados, a la imagen de Jesucristo. Romanos 8:13;

2 Corintios 3:18.

El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo también serán los objetos de nuestra comunión y adoración por toda la eternidad. Apocalipsis 7:15-17; Apocalipsis 21:3-4; Apocalipsis 22:3-5; 1 Tesalonicenses 4:17; Juan 14:16-17.

 

  1. Dios el Padre

Aunque compartan la misma naturaleza y esencia, Dios el Padre no es la misma persona que Dios el Hijo. Ellos existen como dos personas individuales.

  1. El Hijo procede del Padre. Juan 16:28.
  2. El Padre envió al Hijo. Juan 5:23.
  3. El Padre ama al Hijo. Juan 3:35.
  4. El Padre habla a Su Hijo. Lucas 3:22.
  5. El Padre recibe oración de Su Hijo. Hebreos 5:7
  6. El Padre desampara a Su Hijo. Mateo 27:46
  7. El Hijo retorna al Padre. Juan 16:28.

Dios el Padre es el Padre de nuestro Señor Jesucristo y también el Padre de todos los creyentes. Juan 20:17; Gálatas 4:6-7; 1 Juan 3:1.

Nadie puede venir a Cristo a menos que el Padre se lo conceda.

Juan 6:44; Juan 6:37; Juan 6:65.

Nadie que niega al Hijo tiene al Padre.

Juan 5:23; 1 Juan 2:23; Juan 15:23; Juan 8:42.

 

 

  1. Dios el Hijo: Jesucristo

Jesucristo es completamente Dios. Juan 1:1; Juan 20:28; Mateo 1:23;

Colosenses 2:9.

Jesucristo es igual al Padre.

Juan 5:18.

Jesucristo revela al Padre.

Juan 1:18; hebreos 1:3; Juan 14:8-9.

Jesucristo es completamente hombre.

Juan 1:14; Gálatas 4:4; Romanos 8:3; Hebreos 2:17.

Jesucristo nació de una virgen. Mateo 1:23. (Página 8)

Jesucristo es Señor, sobre todo.

Apocalipsis 17:14; Hechos 2:36; Hechos 10:36.

Jesucristo es el Mesías.

Juan 4:25-26.

Jesucristo es el único camino por el cual el hombre puede venir al Padre para salvación. Hebreos 7:25; Juan 10:9; Juan 14:6.

Jesucristo es el único Mediador entre Dios y el hombre. Un mediador es aquel que interviene entre Dios y los hombres, para restaurar paz y amistad y para ratificar el Nuevo Pacto con Su sangre, un pacto que garantiza paz y amistad entre Dios y el hombre. 1 Timoteo 2:5; Hebreos 12:24; Jeremías 31:33-34.

Solo Jesucristo llevó la pena por los pecados de Su pueblo.

Hebreos 9:26; Juan 1:29; Isaías 53:11.

Jesucristo murió por los pecados de Su pueblo, fue sepultado el mismo día, se levantó de los muertos al tercer día, y después ascendió a la diestra de Su Padre donde ahora intercede por Su pueblo.

1 Corintios 15:3-4; Marcos 9:31; Hechos 13:30; Hechos 1:3; Marcos 16:19; Romanos 8:34.

Jesucristo juzgará al mundo al fin de este siglo. Juan 5:22; Hechos 10:42;

Hechos 17:31; 2 Corintios 5:10.

 

 

 

 

  1. Dios el Espíritu Santo.

El Espíritu Santo proviene del Padre y fue enviado a este mundo por Cristo para dar testimonio de Cristo. Juan 15:26; Juan 16:7; Juan 16:14.

El morará con el pueblo de Dios para siempre. Juan 14:16.

 El Espíritu Santo es la fuente de todo el poder de la Iglesia.

Lucas 24:49; Hechos 1:4-5; Hechos 1:8.

El hace que los hombres nazcan de nuevo. Juan 3:8.

El guía al pueblo de Dios a la verdad. Juan 16:13

El guía al pueblo de Dios en la pelea contra el pecado. Romanos 8:13.

El mora dentro de todos los creyentes verdaderos. Romanos 8:9.

El distribuye los dones espirituales a la Iglesia. 1 Corintios 12:7-11

Debemos ser llenos del Espíritu Santo, cuyas llenuras típicamente imparten poder para predicar el Evangelio de Cristo. Efesios 5:18; Hechos 4:31.

Es el Espíritu de Dios quien transforma a los creyentes cada vez más a la imagen de Jesucristo. 2 Corintios 3:18.

Es imperativo que no apaguemos las influencias ardientes del Espíritu por actitudes y acciones pecaminosas. 1 Tesalonicenses 5:19; Efesios 4:30.

 

VII. La Depravación del Hombre.

Originalmente, el hombre fue creado de condición buena y recta,

Génesis 1:27; Génesis 1:31; Eclesiastés 7:29.

Pero el hombre pecó voluntariamente contra Dios por quebrantar el mandamiento de Dios. Génesis 2:15-17; Génesis 3:6.

En este acto de rebelión, Adán representó a la raza humana entera de tal manera que la culpa de su pecado fue imputada a todos nosotros, y como consecuencia, la condenación y la muerte vinieron sobre todos nosotros. Romanos 5:12; Romanos 5:19; Romanos 5:18; Romanos 5:15.

 

Ahora llevamos la culpa y naturaleza de Adán de tal manera que todos los hombres se conciben en pecado y nacen de la matriz como pecadores. Salmos 58:3; Salmos 51:5; Isaías 48:8.

 

Por naturaleza todos están muertos en el pecado. Efesios 2:1-2.

Por naturaleza todos están bajo el dominio (poder) del pecado.

Romanos 3:9-10.

 

Por naturaleza todos son hijos de ira. Efesios 2:3.

Por naturaleza todos son hijos del diablo, no de Dios. 1 Juan 3:10.

Y en este estado, todos son absolutamente incapaces de cualquier cosa que sea buena y no poseen ninguna bondad dentro de sí.

Romanos 3:12; Isaías 64:6; Romanos 8:7; Jeremías 4:22.

 

El hombre incrédulo no ama a Dios ni le agrada, es más, no le puede amar ni agradar.  (Página1) 1 Romanos 1:30; Juan 3:20; Romanos 8:8; Romanos 14:23; Hebreos 11:6.

 

Pero aun siendo tan malo como es, el hombre todavía ama su condición, y ama su pecado, y voluntariamente persigue todo tipo de injusticia. Job 15:16; Juan 3:19; Isaías 30:9.

 

Por naturaleza el hombre rechaza a Dios, rehúsa venir a Él, y no vendrá a Él. Salmos 53:2; Romanos 3:11; Juan 5:40.

 

A menos que sean salvos de esta condición malvada, los hombres y las mujeres sufrirán eternamente por sus pecados. Romanos 2:5-6; 8-9.

 

Pero una vez que se salven por la fe en Jesucristo, el hombre ya no posee un corazón malvado, ni es incapaz de hacer el bien. Ezequiel 36:26; Romanos 15:14; Tito 2:13-14.

 

De hecho, la justicia y la obediencia deben de estar presentes si uno ha sido verdaderamente salvo.

VIII. La Elección.

 La elección se enseña con certeza en las Escrituras. 1 Tesalonicenses 1:4; Romanos 8:33; Marcos 13:27.

 

La elección es el acto por medio del cual Dios elige a algunas personas para vida eterna, no a causa de cosa alguna que Dios ha previsto en el pecador, sino a causa de Su misericordia para escogerlos. Santiago 2:5; 1 Corintios 1:26-29; Romanos 9:10-15.

 

A los que Dios escoge, los escoge según Su propósito. Efesios 1:5; Efesios 1:11.

 

A los que Dios escoge, los escoge desde antes de la fundación del mundo. Efesios 1:4; 2 Tesalonicenses 2:13; 2 Timoteo 1:9.

 

La elección soberana de Dios debe motivarnos a alabar a Dios como lo hizo la iglesia temprana. Efesios 1:3-4; 2 Tesalonicenses 2:13.

 

Aunque Dios definitivamente escoge algunos y otros no, sin embargo, todos los hombres son responsables de arrepentirse de sus pecados y creer en el Señor Jesucristo. Hechos 17:30; 1 Juan 3:23.

 

Y todos los que se arrepienten y creen, ciertamente serán salvos.

Romanos 10:13; Hechos 16:31.

 

  1. El Camino de la Salvación.

 Jesucristo es el único Salvador dado a la humanidad para rescatar a los hombres del pecado. Hechos 4:11-12; Juan 14:6; Juan 4:42; Mateo 1:21.

 

Es el amor que motiva a Dios a ofrecer al hombre un camino de salvación por medio de Cristo. Mateo 7:21; 1 Juan 2:3; 1 Juan 3:9-10; Hebreos 12:14; Romanos 5:8; 1 Juan 4:8-10.

 

La profundidad del amor de Dios por los pecadores se revela por la profundidad de la agonía que Él requirió de Jesucristo cuando sufrió por los pecadores. Salmos 75:8; Juan 18:11; Mateo 26:39; Mateo 27:46; Filipenses 2:8; Isaías 53:4-5; Salmos 22:14-16; Juan 3:16.

 

 Todo lo que Cristo ha hecho por los pecadores se ofrece a todos los hombres gratuitamente como un regalo a través del Evangelio. Marcos 16:15.

 

Todos los que reciben el mensaje del Evangelio ciertamente serán salvos.

1 Corintios 15:1-2.

 

Y serán salvos completamente. (Página13) Hebreos 7:25.

 

  1. La Regeneración.

 Por naturaleza el hombre está muerto en delitos y pecados. Efesios 2:1-2.

 

Y para ser salvo, el hombre tiene que ser regenerado, lo cual significa que se le tiene que dar vida (engendrado) por Dios. Efesios 2:4-5.

 

Es el Espíritu de Dios que resucita a los pecadores, llevándolos de la muerte a la vida cuando los hace nacer de nuevo. Juan 3:3; Juan 3:7-8; Juan 6:63.

 

La regeneración no es en ninguna manera una obra hecha por el individuo.

Tito 3:5; 1 Pedro 1:3.

 

Esto resulta en una transformación radical del individuo. 2 Corintios 5:17.

 

Un nuevo corazón le es dado. Ezequiel 36:26.

Deseos por la justicia se le dan a la persona para que no pueda vivir en el pecado, ni practicarlo. 1 Juan 3:9; 1 Juan 5:18.

 

Una inclinación para poder amar está puesta dentro de la persona. 1 Juan 4:7.

 

La fe salvadora es engendrada. 1 Juan 5:1.

Este nuevo nacimiento garantiza que la persona vencerá en esta vida y será victoriosa al final. 1 Juan 5:4.

 

Esto no sucede por la voluntad del hombre. Juan 1:12-13.

Y no sucede aparte de la Palabra de Dios. 1 Pedro 1:23; 2 Tesalonicenses 2:14; Santiago 1:18.

 

  1. El Arrepentimiento y la Fe.

El arrepentimiento y la fe son ambos mandados por el Señor.

Hechos 17:30; 1 Juan 3:23.

 

Arrepentimiento verdadero y fe verdadera siempre se presentan juntos. No puedes tener el uno sin el otro. Marcos 1:14-15; Hechos 20:21.

 

Jesús nos advierte que la falta de cualquier de estos dos resulta en el castigo eterno del pecador. Lucas 13:3; Marcos 16:16.

 

Pero hay que añadir que los pecadores se salvan de sus pecados solamente por Jesucristo, solamente por la gracia y misericordia de Dios, y no por obra alguna hecha por el pecador. 2 Timoteo 1:9; Tito 3:5.

 

Aunque el arrepentimiento hacia Dios y la fe en el Señor Jesús se requieren de parte del pecador, ninguno de éstos gana el mérito o favor ante Dios. sino que, los dos son regalos que Dios nos da, no son obras que le ofrecemos. Efesios 2:8-9; Filipenses 1:29; Hechos 11:18; 2 Timoteo 2:24-25.

 

El arrepentimiento, repetitivo, del pecador se muestra en las Escrituras como el dejar el pecado y el convertirse a Dios. Ezequiel 14:6; Ezequiel 18:30;

Hechos 3:19; Hechos 26:20; Hechos 20:21.

 

El arrepentimiento implica una inclinación total hacia al Señor. Es decir, una búsqueda insistente de la presencia de Cristo en nuestra vida. Lucas 14:33; Lucas 14:27; Marcos 8:34-35.

 

 El arrepentimiento incluye un auto-aborrecimiento. Lucas 14:26; Juan 12:25.

También incluye una tristeza piadosa por causa del pecado. 2 Corintios 7:10; Salmos 51:3-4.

 

La fe salvadora es la creencia de todo lo que se revela en la Palabra de Dios con respecto a Jesucristo; aceptando y reposando solamente en Cristo para salvación y vida eterna. Romanos 10:9-10; Juan 20:31.

 

La fe salvadora es la seguridad de lo que Dios ha dicho en Su Palabra. Hebreos 11:1; Romanos 4:20-21.

 

No toda fe es una fe salvadora. Juan 2:23-25; Santiago 2:19.

 

Arrepentimiento verdadero y fe verdadera siempre se acompañan por obras que dan testimonio de la autenticidad de aquel arrepentimiento y fe. Hechos 26:20; Lucas 3:8; Santiago 2:14-17; Gálatas 5:6.

 

XII. La Justificación

La justificación es aquel acto de la gracia de Dios por el cual Él (Dios) exculpa al pecador creyente de todo pecado y lo cuenta como justo.

Romanos 3:23-24; Romanos 4:7-8; Romanos 4:3.

 

La justicia que justifica de parte de Dios es para todos aquellos que creen en Jesucristo. Romanos 3:22; Romanos 5:1.

 

Dios justifica a los hombres más impíos, los cuenta como justos, completamente, aparte de cualquier obra o cosa buena que hayan hecho.

Romanos 4:5-6; Romanos 3:28; Gálatas 2:16.

 

Dios puede justificar al pecador y permanecer justo en sí mismo, porque Jesucristo obedeció a Dios perfectamente en nuestro lugar, se hizo pecado en nuestro lugar y derramó Su propia sangre en nuestro lugar. Romanos 5:19; 2 Corintios 5:21; Romanos 5:9.

 

Ahora, a los que confían en Él, Cristo es el fin de todos nuestros esfuerzos para ganar el favor de Dios por medio de guardar la ley, porque Él ha ganado una justicia para nosotros. Romanos 10:4; Filipenses 3:8-9.

 

Los que son justificados por la fe en Jesucristo, son justificados de todos los pecados; es un perdón total de todos los pecados del pecador, del pasado y del futuro, ¡perdón total! Hechos 13:39.

 

 

 

 

XIII. La Santificación.

La santificación es el acto por el cual el Señor separa o consagra para sí mismo a un pueblo para su propia posesión. 1 Corintios 1:2; 1 Corintios 6:11; Hebreos 10:10; Tito 2:14.

 

Además, cada hijo de Dios experimenta el proceso de santificación siendo transformado progresivamente y por grados en la santidad y semejanza de Jesucristo por el Espíritu Santo de Dios. 2 Corintios 3:18; 2 Tesalonicenses 2:13.

 

Es la voluntad de Dios que todos los cristianos sean santificados. 1 Tesalonicenses 4:3.

 

Dios ha predestinado a Sus hijos para eso mismo. Por lo tanto, todos los cristianos serán santificados. Romanos 8:29

 

El medio principal usado por el Espíritu para llevar a cabo este cambio es la Palabra de Dios. Juan 17:17

 

El final de la santificación es la vida eterna. Romanos 6:22

XIV. La Perseverancia del Creyente.

Ciertamente se enseña en las Escrituras que nadie a quien Dios salva caerá ni totalmente ni finalmente del estado de la gracia, sino perseverará ciertamente hasta el fin. El Señor asegura que ningún hijo Suyo se irá de Él ya que Él pone Su temor en el corazón de Su pueblo. Jeremías 32:40.

 

Todos los que han venido a la fe en Jesucristo, siendo justificados por aquella fe, ciertamente llegarán a un estado glorificado. Romanos 8:30.

 

El poder de Dios guarda al cristiano en un estado de fe. 1 Pedro 1:5.

 

Las Escrituras declaran que hay una certeza que Dios perfeccionará (terminará) toda obra que comienza. Filipenses 1:6.

 

Pero esto en ninguna manera elimina que los cristianos deben esforzarse, pelear, y perseverar voluntariamente para ser salvos al final. Mateo 10:22; Filipenses 2:12-13; Gálatas 6:9; Hebreos 3:14; Santiago 1:12; Apocalipsis 2:7.

 

Tampoco significa que los cristianos no puedan caer en tentación y pecado. Ellos pueden entristecer al Espíritu Santo y traer sobre sí mismos la disciplina del Señor; pero en todos estos casos, Dios definitivamente les perseverará en la fe, si verdaderamente son Sus hijos. 1 Juan 2:1; Santiago 3:2; Hebreos 12:6;

Salmos 37:28.

 

De cierto muchos caen de la fe que profesan, y esto solo sirve para probar que nunca eran verdaderamente hijos de Dios, y nunca poseyeron la verdadera fe salvadora. Mateo 13:20-21; 1 Timoteo 1:19; 1 Juan 2:19; Hebreos 6:4-6; Hebreos 10:26-27; 2 Pedro 2:20-22. 1 Juan 2:19; Hebreos 6:4-6; Hebreos 10:26-27; 2 Pedro 2:20-22.

 

  1. La Segunda Venida de Jesucristo.

 Jesús prometió a sus discípulos que un día vendrá de nuevo para juntarlos a sí mismo. Juan 14:3; 2 Tesalonicenses 2:1.

 

Jesús volverá a esta tierra de la misma manera y con la misma naturaleza humana resucitada con la cual partió de esta tierra. Hechos 1:11.

 

Y la Escritura enfatiza que el retorno de Jesús no será una cosa secreta ni desconocida, sino que todo ojo le verá y todo oído le oirá.

Mateo 24:27; Apocalipsis 1:7; Mateo 24:30-31; 1 Tesalonicenses 4:16.

 

El día en el cual el Señor volverá se refiere a veces en las Escrituras como el Día del Señor. 2 Tesalonicenses 2:1-2; 2 Pedro 3:4,10.

 

En aquel día cuando vuelva nuestro Señor, todas las naciones serán juzgadas. Mateo 16:27; 2 Tesalonicenses 1:7-10; Mateo 25:31-33.

 

XVI. El Estado Eterno del Hombre: Vida Eterna.

 Las Escrituras enseñan claramente y repetidamente que todas las personas permanecerán finalmente y permanentemente en uno de dos estados: la vida eterna o el castigo eterno. Daniel 12:2; Juan 5:28-29; Romanos 2:6-11; Mateo 25:34,41; Mateo 25:46.

 

La fe en Jesucristo siempre es el factor determinante para los que creen en el Hijo de Dios, hay vida eterna. Pero, para los que no creen en Él ni le obedecen, hay ira. Juan 3:18; Juan 3:36.

 

La vida eterna se describe como un paraíso maravilloso eterno en la presencia de Dios con placeres, deleites, y gloria que son inimaginables. Mateo 25:21; 2 Corintios 4:17; Salmos 16:11; Romanos 8:18; Lucas 23:43; Apocalipsis 2:7; Apocalipsis 7:15.

 

Después del Día venidero de Juicio, los hijos de Dios vivirán para siempre en un nuevo cielo y una nueva tierra. Isaías 65:17; 2 Pedro 3:13; Apocalipsis 21:1.

 

En aquel lugar ningún pecado ni cosa inmunda existirá.

Mateo 13:41; Apocalipsis 21:27; Apocalipsis 22:3.

 

Los hijos de Dios poseerán nuevos cuerpos glorificados en aquel lugar, Filipenses 3:21 ; 1 Corintios 15:42-44; 1 Corintios 15:48-54; Isaías 26:19.

 

Y brillarán como el sol en el reino de su Padre.

Mateo 13:43; Daniel 12:3.

 

Y estarán con Cristo, Juan 14:3; 1 Tesalonicenses 4:17.

 

Y serán como Cristo. 1 Juan 3:2; Romanos 8:29; 1 Corintios 15:49.

Y reinarán por los siglos de los siglos con Cristo.

Apocalipsis 11:15; 2 Timoteo 2:12; 1 Corintios 6:2; Apocalipsis 22:5.

 

Y sobre todo, contemplarán a Dios, Apocalipsis 22:3-4; 1 Juan 3:2; Mateo 5:8; Juan 17:24.

 

Y la gloria de Dios y del Cordero asombrará a los hijos de Dios con maravilla y luz y esplendor y bondad por los siglos de los siglos. Apocalipsis 21:22; Apocalipsis 21:11; Apocalipsis 22:5; Efesios 2:7.

 

XVII. El Estado Eterno del Hombre: Castigo Eterno.

 Las Escrituras describen el estado eterno de los impíos en términos extremadamente terribles. 2 Tesalonicenses 1:9; Apocalipsis 14:10-11; Mateo 25:41; Marcos 9:48; Mateo 13:41-42.

 

Jesús describe los tormentos eternos de los impíos como algo de lo cual hay que escapar a toda costa. Mateo 18:8-9.

Las Escrituras describen la morada eterna de los impíos como un lago de fuego. Apocalipsis 21:8; Apocalipsis 20:15.

 

También se llama la segunda muerte. Apocalipsis 2:11; Apocalipsis 20:14; Apocalipsis 21:8.

La segunda muerte no indica aniquilación, ni la cesación de existencia en tal caso el estado eterno del impío sería el mismo como si nunca hubiera nacido. Sino que, las Escrituras enseñan que le habría sido mejor no haber nacido, que después de haber nacido morir y sufrir la segunda muerte. Mateo 26:24.

La segunda muerte es eterna por los siglos de los siglos. Habrá miseria sin fin, tormento y tribulación, porque los impíos sufren el castigo justo por sus pecados. 2 Tesalonicenses 1:9; Mateo 25:46; Apocalipsis 14:10.

 

Estos sufrimientos no serán más grandes o menores a los que los impíos merecen, sino, exactamente, según la justicia pura y perfecta del Señor. Mateo 16:27; Romanos 2:6; Isaías 3:11.

 

XVIII. La Iglesia.

 La iglesia es el cuerpo de Cristo y es la plenitud de Cristo. Efesios 1:22-23.

La iglesia es la gloria de Cristo. 2 Corintios 8:23 .

Cristo es el Salvador de la iglesia. Efesios 5:23.

Cristo ama a la iglesia y murió por ella. Efesios 5:25.

Es la norma del Nuevo Testamento que todos los cristianos se reúnan con y pertenezcan a congregaciones particulares de cristianos, las cuales forman iglesias locales. Hechos 15:41; 1 Corintios 1:2; 1 Corintios 11:18; 1 Corintios 16:1; 1 Tesalonicenses 1:1.

Jesús asume que Su pueblo se juntará en estas iglesias locales. Mateo 18:17.

El escritor de Hebreos nos manda hacer lo que solo se puede hacer en la iglesia. Hebreos 10:24-25; Hebreos 13:17.

Los únicos líderes bíblicos de la iglesia son los ancianos (pastores) y los diáconos, solamente pueden ser llevados a cabo por el varón y no la mujer, según lo que la Escritura manda. Filipenses 1:1; 1 Timoteo 3:1-7; Tito 1:5-9; 1 Timoteo 3:8-10,12.

 

El oficio bíblico del anciano (pastor) solamente puede ser llevado a cabo por los varones. Las Escrituras no permiten que la mujer tome el oficio de pastor o predicador en ningún nivel de la iglesia. 1 Timoteo 2:11-14; 1 Timoteo 3:1;

Tito 1:5.

 

XIX. El Bautismo.

 El bautismo cristiano es la inmersión total del creyente debajo del agua, hecho en el Nombre de Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo. Es algo que sucede una sola vez en la vida del creyente.

Hechos 8:36; Juan 3:22-23; Hechos 8:12; Hechos 18:8; Mateo 28:19.

 

El término Bautismo significa “Inmersión”, e inmersión es la única manera adecuada para representar simbólicamente nuestra muerte, sepultura y resurrección espiritual. Romanos 6:3-4.

 

El bautismo es un mandamiento claramente dado por el Señor y Sus seguidores como un acto importante de obediencia que fluye después del arrepentimiento hacia Dios y fe en el Señor Jesucristo. Pero esta ordenanza no concede ningún mérito salvador al pecador. Somos salvos por el lavamiento de la regeneración, no por el lavamiento de las aguas en el bautismo. Tito 3:5.

 

  1. La Cena del Señor.

La Cena del Señor fue instituida por Él, para ser observada en Sus iglesias, hasta el fin del mundo, como un recuerdo continuo y proclamación de Su muerte.

1 Corintios 11:23-26.

 

Los elementos físicos usados en la observación de la Cena son el pan y el jugo del fruto de la vid. Mateo 26:26-29.

 

Aunque Jesús dice “esto es mi cuerpo” haciendo referencia al pan.

1 Corintios 11:24.

 

Él estaba hablando figurativamente, implicando que el pan fue simbólico o representativo de Su cuerpo. En la misma manera, Él tomo la copa diciendo: “esta copa es el nuevo pacto en mi sangre”. 1 Corintios 11:25. Ciertamente esto no significa que la copa que tuvo en Su mano fue literalmente el Nuevo Pacto en Su sangre, sino que hablaba figurativamente. Así, también, hablaba figurativamente con respecto al pan. El concepto entero de comer y beber el cuerpo y la sangre de Cristo es figurativo, un símbolo de tener fe en Él. Juan 6:35.

 

 

XXI. El Día del Señor

Las Escrituras del Nuevo Testamento enseñan que hay un día que se llama el Día del Señor. Apocalipsis 1:10.

Ya que la iglesia temprana claramente reconoció el primer día de la semana con atención especial, comúnmente se asume que el primer día de la semana es el Día del Señor. Marcos 16:9; Lucas 24:1; Juan 20:19; Hechos 20:7;

1 Corintios 16:2.

 

La Iglesia del Nuevo Testamento da el ejemplo congregándose el primer día de la semana para la adoración, el partimiento del pan y la predicación de la Palabra. Hechos 20:7.

 

Asimismo, el primer día de la semana fue escogido como el día de dar ofrendas para los que tenían necesidades. Marcos 16:15-16; Hechos 2:38.

 

Es apropiado observar el Día del Señor como una celebración de la resurrección de Cristo y la redención de Su pueblo. Marcos 16:9; 1 Pedro 1:3.

 

Y es el primer día de la semana que el Señor escogió para reunirse con Su pueblo después de Su resurrección. Juan 20:19.

 

En todo esto, el Día del Señor no es una continuación del día de reposo del Antiguo Testamento, ni ha cambiado el día de reposo del sábado al domingo, sino que para el cristiano Jesucristo es su Reposo. Colosenses 2:13-17; Romanos 14:5-6; Hebreos 3:18-4:10.

 

XXII. La Gran Comisión.

La responsabilidad de dar testimonio de Jesucristo en este mundo ha sido dada solamente a la Iglesia. Es nuestra obligación solemne y gozosa proclamar a Cristo entre las naciones.

Mateo 28:18-20; Marcos 16:15-16; Lucas 24:47-48; Hechos 1:8.

 

XXIII. La libertad de consciencia.

Solo Dios es Señor de la consciencia, y no debemos imponer las doctrinas, opiniones y mandamientos de los hombres sobre el pueblo de Dios, cuando esas doctrinas, opiniones y mandamientos son contrarios a la Palabra de Dios o no se encuentran en ella. Marcos 7:7-9; Colosenses 2:8; Gálatas 5:1; Romanos 14:4-6; Santiago 4:12; Hechos 4:19; Mateo 15:9; Colosenses 2:20-23;

1 Corintios 16:2.

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